Confieso que hace un par de meses, saqué a dos chicas simpáticas que hacían dedo, cerca de rectorado. Ellas iban conversando y se quedaron en el puente de la Perimetral,más tarde, llegué contento a casa por la buena obra. En la noche, haciendo la limpieza de rutina, me percato de la presencia de una rasuradora en los asientos de atrás, la misma que tenía una especie vello, de grosor fácilmente visible.
Desde ese día, suelo pasar de largo cuando veo a alguien hacer dedo.
Posdt: Guarden bien sus pertenencias, y a las chicas de aquella tarde, no dejen sus rasuradoras en carros de extraños, saludos. :)