No te rindas flaco. Cuando sientas que estás por caer, Cristo te tiende la mano. El suicidio no es la solución, solo traspasarle el dolor y sufrimiento a tu familia. Quizás salir a caminar, hacer ejercicio te ayuden, y hacer cosas que te gustan trazándote metas te darán motivos más que suficientes para vivir.